dimarts, 8 de desembre del 2009




















Al vernos pasó como siempre. Bajaste enérgicamente del coche, como si no hiciera cuatro meses que no dabas señales de vida. Me diste dos besos, y me abrazaste, sin dejarme ir, como siempre. En paz me quedé, porque sabía que estabas bien, que seguias sonriendo, aunque cada vez menos.

Me devuelves el jersey, y lo primero que hago es olerlo, sin saber porque. Huele a cerrado, a humo, a mucha gente.Me recuerda a aquella tarde de lluvia de verano en la que nos perdimos entre miles de gotas de agua dentro del coche y te hice una limpieza a fondo de la guantera.

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