divendres, 9 de desembre del 2011

Aquello que intentamos poetizar para que suene como la música, como un puto susurro a las cinco de la mañana después de tres horas de sexo salvaje.

Esa extraña sensación que ya dabas por olvidada. Esa jodida sensación que te araña por dentro y te hace revivir por fuera. Aquello que te consume lentamente pero a la vez te saca una sonrisa. Una droga. Un algo que hace que se liberen sustancias en tu cerebro, y que hace que poco a poco necesites más para poder ser feliz. Para aparentar ser feliz.